viernes, 13 de noviembre de 2009

POR LA IGUALDAD

Dice Funnie Hurst: “Una mujer tiene que ser el doble de capaz que un hombre para llegar la mitad de lejos”.
Se ha avanzado, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Veamos:
Todavía es muy patente que hay estereotipos profesionales a la hora de elegir una carrera. Hay “profesiones masculinas” y “profesiones femeninas”. Curiosamente, las primeras tienen más relieve social y mayor remuneración.
Todavía es realidad que las expectativas que se hacen sobre las niñas son de menor ambición y calado que las que se formulan sobre los niños. Y ya se sabe que existen las profecías de autocumplimiento. Es decir, que la profecía de un suceso se suele convertir en el suceso de la profecía.
Todavía es cierto que las mujeres renuncian más a su crecimiento profesional por amor filial, por amor conyugal o por amor materno. Y si no lo hacen esa renuncia son consideradas malas hijas, malas esposas o malas madres.
Todavía sigue siendo verdad que el paro se ceba con más crudeza en el sector femenino. Y es cierto que “las mujeres siempre serán dependientes hasta que tengan bolsa propia”, como decía Elizabeht Cady Stanton.
Todavía sucede que las mujeres reciben una menor remuneración (aproximadamente un treinta por ciento menos) por la realización de los mismos trabajos que los que hacen los hombres.
Todavía es cierto que las mujeres encuentran más difícilmente trabajo, que son más invisibles en el mundo laboral y que reciben exigencias discriminatorias al buscar empleo.
Todavía es una realidad sangrante que el fracaso laboral de las mujeres se atribuye a su sexo (o a su género). Sin embargo, cuando fracasan los hombres se atribuye el fracaso a su pereza o a su ineptitud.
Todavía es una realidad terrible el acoso sexual a las mujeres en el trabajo, por más que haya leyes y una conciencia social más afinada.
Todavía sigue viva la falacia de que si una mujer puede, todas las demás pueden. Es el “mito de la excepción”.
Todavía es cierto que mueren mujeres a manos de sus parejas. En una sola jornada, fueron asesinadas cuatro mujeres. en España. Ni el terrorismo más brutal tiene esas estadísticas tan horribles.
Todavía sigue siendo cierto que… La lista es interminable. Propongo al lector o lectora que busque otros diez indicadores de la discriminación actual.
Decía que se ha avanzado. Por eso hay que ser optimistas. Pero que todavía queda mucho camino por recorrer. Resulta impresionante comprobar todo lo que ya se ha conseguido en este país. Leamos, para cerciorarnos, el libro “Rebeldes”, de la filósofa Amelia Valcárcel.

No hace mucho (hablo del año 1923, que se toca casi con las manos) existía un contrato para maestras en Estados Unidos que hoy nos hace sonrojar. Lo reproduce Michel Apple en un interesante artículo titulado “Trabajo, enseñanza y discriminación sexual”, publicado en 1987.
“El presente es un contrato entre Miss……, profesora y el Consejo de Educación de la Escuela………, por el que Miss………se compromete a enseñar por un período de ocho meses, empezando el uno de septiembre de 1923. El Consejo de Educación se compromete a pagar a Miss……… la cantidad de 75 dólares al mes. Miss….. se compromete a:
1 No casarse. Este contrato será nulo y sin efecto si la profesora se casa.
2. No dejarse acompañar por hombres.
3. Estar en casa entre las 20 horas y las 6.00 horas, a menos que se encuentre desempeñando alguna función de la escuela.
4. No pasar tiempo en las heladerías.
5. No salir de la ciudad sin la autorización del Presidente del Consejo de Administración.
6. No fumar. Este contrato será nulo y sin efecto si se encuentra fumando a la profesora.
7. No tomar cerveza, vino ni whisky. Este contrato será nulo y sin efecto si se encuentra a la profesora bebiendo cerveza, vino o whisky.
8. No montar en carruaje ni en automóvil con hombre alguno, a excepción de su hermano o su padre.
9. No llevar vestidos de colores llamativos.
10. No tintarse el pelo.
11. Llevar dos calzones como mínimo.
12. No llevar vestido más de dos pulgadas por encima de los tobillos.
13. Mantener limpia la clase:
a. Barrer el suelo de la clase, al menos una vez al día.
b. Fregar el suelo de la clase con agua caliente y jabón, al menos una vez a la semana.
c. Encender la lumbre a las 7.00 de forma que la clase esté caliente a las 8.00 cuando entren los niños.
14. No usar polvos ni máscara para la cara, ni pintarse los labios”.
Increible, ¿verdad? ¿Aceptarías un contrato con estas condiciones? Aunque no lo veamos con la perspectiva adecuada es innegable que se ha avanzado muchísimo, pero también es cierto que hay que continuar avanzando en ese camino.

No hay comentarios: